Licántropo

Los licántropos, la segunda especie creada por el Primer Inmortal, son seres sobrenaturales con la extraordinaria habilidad de transformarse en lobos gigantes. Dotados de una fuerza física y sentidos agudizados que superan ampliamente los de cualquier otra criatura, representan un equilibrio entre brutalidad y estrategia.

A lo largo de los siglos, los licántropos han evolucionado significativamente, logrando conservar su conciencia y razonamiento incluso durante su transformación, lo que los convierte en cazadores letales y disciplinados. Su linaje puede perpetuarse de dos maneras: naciendo ya como licántropos o mediante la conversión, que se lleva a cabo al morder o herir con sus garras a humanos comunes, superiores e, incluso, en raras ocasiones, a brujos.

En su forma humana, los licántropos comparten la mayoría de las características físicas de los humanos, aunque sus cuerpos suelen ser más atléticos y robustos, reflejando su fuerza y resistencia sobrenaturales. Su apariencia, sin embargo, puede ser menos refinada en algunos casos, con rasgos que insinúan su naturaleza feroz.

Durante su transformación, los licántropos adquieren la imponente forma de un lobo gigante, con una musculatura poderosa y un porte intimidante. Esta forma combina agilidad, fuerza y ferocidad, convirtiéndolos en depredadores formidables tanto física como visualmente.

Fases del desarrollo físico

Los Licántropos poseen una longevidad excepcional, con una esperanza de vida aproximada de 900 años. Su proceso de envejecimiento es lento y progresivo, dividido en fases bien definidas, con una ralentización significativa a medida que alcanzan la madurez. Su resistencia física y habilidades regenerativas son notables durante la mayor parte de su existencia.

1. Nacimiento y crecimiento inicial (0 a 80 años): Los licántropos nacen y crecen al ritmo de un humano común. Al alcanzar los 80 años, su cuerpo completa su desarrollo físico, manteniendo la apariencia de un adulto joven.
2. Estabilización juvenil (80 a 450 años): Desde los 80 hasta los 450 años, los licántropos conservan una apariencia física similar a un humano de 30 años. Durante esta fase, su vitalidad, fuerza y habilidades regenerativas alcanzan su máximo potencial.
3. Madurez física (450 a 650 años): A partir de los 450 años, la apariencia comienza a reflejar una mayor madurez, asemejándose a un humano de 35 a 40 años. La regeneración sigue siendo notable, aunque la velocidad de recuperación empieza a disminuir levemente.
4. Envejecimiento avanzado (650 a 850 años): Entre los 650 y 850 años, los licántropos adquieren rasgos más marcados de madurez, reflejando una edad humana aproximada de 45-50 años. Su fuerza y velocidad siguen siendo considerables, aunque su capacidad regenerativa comienza a debilitarse.
5. Declive final (850 a 900 años): En sus últimos 50 años, el envejecimiento se acelera gradualmente. Su apariencia física se asemeja a la de un humano de 60-70 años, y sus habilidades físicas y regenerativas se reducen considerablemente. La muerte ocurre cuando la esencia vital del licántropo se agota por completo.

Excepciones y factores sobrenaturales

Un Alpha Verdadero (líder con conexión espiritual completa con su linaje) puede extender su vitalidad por encima de los 900 años, aunque con un envejecimiento mucho más lento. Por otro lado, factores como heridas críticas, rituales oscuros o la exposición prolongada a magia corrupta pueden acelerar el proceso de envejecimiento.

Los licántropos fueron creados por el Primer Inmortal, Angello Vitale, como resultado de sus experimentos con la sangre angelical y la energía oscura. A diferencia de los Vampiros Progenitores, que descienden directamente de su linaje, los licántropos no son sus hijos, sino una especie desarrollada para combinar fuerza bruta y capacidades sensoriales excepcionales.

Esta especie puede perpetuar su linaje de dos maneras: naciendo como licántropos o mediante la conversión. La conversión se produce cuando un humano es mordido o herido por las garras de un licántropo, pero es un proceso extremadamente doloroso y peligroso. Solo los humanos más fuertes logran sobrevivir a la transformación, que puede extenderse durante varias horas o incluso días. Aquellos que lo consiguen emergen como licántropos completamente formados, con un nuevo vínculo con su manada y sus instintos predatorios.

La estructura social de los licántropos se organiza en torno a un sistema de manadas jerarquizadas, donde la figura central es el Alpha, líder supremo que ostenta autoridad absoluta dentro de su manada. Los Alphas son responsables de la protección, organización y dirección de su grupo, y suelen ser seleccionados por fuerza, inteligencia y capacidad de liderazgo. Debajo de los Alphas se encuentran los Betas, segundos al mando que actúan como consejeros y ejecutores de las decisiones del líder. El resto de los licántropos forman la base de la jerarquía, desempeñando roles diversos como guerreros, exploradores o cuidadores, dependiendo de las necesidades de la manada.

A nivel global, las manadas funcionan de manera semiindependiente, pero en situaciones de crisis o conflictos mayores, los Alphas más poderosos, como el líder de los Licántropos de Turquía, actualmente Murat, pueden convocar a un consejo para coordinar esfuerzos y establecer alianzas. Aunque generalmente cohesionadas, las relaciones entre manadas pueden variar desde la cooperación hasta la rivalidad, especialmente en territorios disputados. Este sistema jerárquico, regido por el respeto a la fuerza y el linaje, asegura la supervivencia de los licántropos en un mundo donde deben equilibrar su naturaleza salvaje con las demandas de la coexistencia sobrenatural.